📸 Más selfies que entregables

Cuando la imagen personal pesa más que la profesional en TI.
La escena es clásica: alguien en TI que descubrió el encanto de LinkedIn, de Instagram, de TikTok...  las charlas, los reflectores… y de pronto parece más un “celebrity tech” que un líder de resultados.
La imagen importa, sí, pero cuando se convierte en tu única estrategia, la factura llega rápido.
Los Pros (cuando la cuidas con medida)
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Confianza y credibilidad: Tu equipo y los líderes de negocio saben que hablas en serio.
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Visibilidad estratégica: Dejas de ser el “Inge de sistemas” para entrar en la mesa de decisiones.
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Puente hacia ascensos: Tu narrativa acelera el camino que normalmente se alarga años.
 
Los Contras (cuando te pasas de rosca)
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Más glamour que sustancia: El feed está lleno de fotos tuyas en eventos, pero tus KPIs en rojo.
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Ego de pasarela: Te obsesionas con cómo te ves y olvidas cómo lideras.
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Desconexión del equipo: Para tu gente eres más influencer que Líder.
 
Los Riesgos (los dos lados de la moneda)
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Si ignoras la imagen personal:
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Te encasillan como técnico eterno, aunque tengas madera de estratega.
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Te vuelves invisible en la organización: existes solo cuando algo falla.
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En la transformación digital quedas como operador, no como líder.
 
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Si abusas de la imagen personal:
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Selfie mode ON: Proyectas más actividad en redes que en la oficina.
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Etiqueta de “celebrity tech”: El negocio murmura: “mucho show, poco impacto”.
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Credibilidad rota: Cuando fallas en algo clave, todos piensan que estabas ocupado en la foto, no en la solución.
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Boomerang cruel: El día que no entregas, la imagen inflada te revienta en la cara.
 
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La dosis justa
La imagen personal y profesional en TI no es opcional. Es como la seguridad: si la ignoras, te hackean; si la exageras, te vuelves un sistema inútilmente sobreprotegido.
El truco está en el balance: tu imagen debe acelerar lo que haces, no reemplazarlo.
¿Cómo lograrlo?
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Elige tu narrativa: ¿Quieres ser visto como estratega, integrador, ejecutor? Decide y construye tu historia alrededor de eso.
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Muestra logros, no solo presencia: Que cada foto o post esté respaldado con resultados.
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Cuida tu branding interno: No sirve ser rockstar en LinkedIn si en tu empresa piensan que eres humo.
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Integra capas: Con el CEO hablas negocio; con tu equipo, ejecución. Tu imagen debe adaptarse al contexto.
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Haz de la consistencia tu estilo: La gente recuerda más tu coherencia que tu último outfit.
 
La verdad sin anestesia: La imagen personal es tu amplificador, no tu salvavidas. Úsala para que tu trabajo brille más… no para tapar su ausencia.
🤟 Menos Palabras, Más Acción
    
    
  
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