🤯 Complejo… a lo pendejo

He visto arquitecturas tecnológicas tan enredadas que parecen diseñadas por Kafka.
Y cada vez que preguntas por qué son así, te responden con tono solemne:
“Porque esto es de alto nivel.”
No.
Esto es de alta ignorancia.
En las empresas, la complejidad se volvió símbolo de estatus.
Si no se entiende, debe ser importante.
Si nadie lo puede explicar, seguro es estratégico.
Y si falla, no hay problema: se culpa al usuario.
💥 La verdad sin anestesia
Confunden sofisticación con laberinto.
Y talento con la capacidad de hacer las cosas más difíciles de lo necesario.
Hay gente que no busca resolver, busca impresionar.
Sistemas llenos de dependencias absurdas, reportes que necesitan manual para abrirse, flujos que parecen diseñados cuando tenían resaca.
Y todo para qué:
Para justificar una estructura que nadie se atreve a simplificar,
porque hacerlo simple se siente como degradarse.
En el mundo corporativo, lo sencillo no se aplaude: se sospecha.
Porque si es fácil, “no puede valer tanto”.
Pero la realidad es otra: la complejidad innecesaria no demuestra capacidad, demuestra miedo a darte cuenta de que no eres tan chingón como pensabas.
Miedo a ser reemplazado.
Miedo a que, si todo fuera simple, se note quién realmente aporta valor.
La calidad no está en lo complejo, está en lo que permanece funcional cuando todo se cae.
En TI, en estrategia, en liderazgo: la simpleza es una forma de inteligencia.
Pero claro, eso no se enseña en las certificaciones ni se presume en las presentaciones.
Ahí se premia al que pone más capas, más frameworks, más siglas por slide, más palabras rimbombantes, más conceptos de moda.
Porque en este teatro corporativo, el que habla claro parece amateur.
He visto CIOs defender sistemas tan sobreingenierizados que nadie los entiende, solo para no admitir que el equipo de soporte tenía razón desde el principio.
Porque aceptar que algo simple funciona mejor sería un atentado contra su ego técnico.
La complejidad es el refugio favorito del mediocre con buena retórica.
El simple es peligroso porque deja en evidencia al impostor.
🤟 Menos Palabras, Más Acción
👉 Empieza a sospechar de cualquier solución que requiera veinte pasos para lo obvio.
⚙️ Si alguien no puede explicarte algo en menos de tres frases, no lo entiende.
🚀 Haz auditoría de tus procesos: ¿cuántos existen solo para justificar jerarquías?
🔍 Celebra la claridad, no la jerga.
💡 Y recuerda: si algo solo tú puedes manejar, no eres indispensable —eres un cuello de botella.
La verdadera maestría no está en hacerlo complicado,
sino en hacerlo tan simple que cualquiera pueda mantenerlo.
Así que la próxima vez recuerda:
"Te das cuenta de que eres bueno en tu trabajo cuando lo haces ver tan sencillo que cualquier pendejo piensa que lo puede hacer. - Alejandro"
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